Una de las principales características que la gente reclama de los políticos es la integridad y honestidad. Pero los periodistas también manejan cuotas de poder muy importantes y son capaces de tergiversar y retorcer la opinión, por lo el requerimiento de requisitos mínimos pero esenciales para el desempeño de tan importante labor.
Pero así como el periodismo ha sido pilar para las luchas que ha tenido el pueblo de Guatemala, ahora ha llegado el momento de la relajación. Algunos han encontrado una nueva forma de vivir, extorsionando a la clase política que en su mayoría dan lugar a que tal extremo suceda.
Juan Luis Font Elías, primo de un personaje que ha cobrado mucha trascendencia en el país, no es la excepción y luego de jugar al periodista serio, coaccionó a Baldetti Elías para que a su querido suegro le dieran un su buen hueso en Estados Unidos como representante diplomático. Desde los inicios de ambos se han apoyado.
En secreto le sigue apoyando, bajándole de revoluciones a todo el desastre que realmente es la gestión patriotista y dando a conocer una fracción de la verdad. Al frente de las pantallas hay una imagen de pulcritud y responsabilidad periodística. Pero detrás de las cámaras es una contínua lucha por el chantaje y la marrullería con todos aquellos que no entren al aro.
Luego del apoyo manifiesto a su prima Roxana, asume el papel de crítico e imparcial; quedando a primera vista como las ratas que abandonaron en barco, pero a la sangre no se le trata así, por lo que hay una imagen y un producto que vender. Tal como lo hiciera el mismo Pérez Molina, es mejor hacerse a un lado y que toda la culpa la asuma ella mientras para el huracán.
Font Elías y sus muchachos han recibido buenos centavos y buenos favores del actual gobierno y al igual que todos los involucrados con los colores naranjas, andan pálidos y con las barbas bien remojadas, pues ya sienten que en el trato de la CICIG, no fueron incluidos.